Wichis y diaguitas, motivados por el juego cooperativo
“La relación con los otros permite a los niños/as tomar conciencia de su identidad, de las igualdades y de las diferencias”
Loris Malaguzzi.
Acompañados por una espléndida mañana de sábado, toda la Comunidad Educativa , disfrutó de un encuentro deportivo. Con una pincelada de colores verdes y rojos, el Campo se vistió de alegría, de juegos compartidos, de voces alentando, sintiendo la emoción de estar juntos.
Los niños/as a través de estas interacciones, desde el aprendizaje social, van interiorizando y organizando su propia escala de valores. Al respecto parece oportuno citar a Le Boulh cuando dice "un deporte es educativo cuando trasmite el desarrollo de sus aptitudes motrices y psicomotrices, en relación con los aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su personalidad". Las Olimpíadas demuestran técnicas, fundamentos individuales, tácticas deportivas, pero además, la educación en actitudes, que ayuda a los niños/as a formarse como personas.
Por lo tanto, desde la perspectiva educativa la iniciación en los deportes debe suponer la "inmersión" del alumno en un proceso, que mediante la propia práctica y aprendizaje deportivo, les haga crecer y desarrollarse en el plano intelectual, en el plano motor y en el plano moral y actitudinal. (Velázquez, 2001)
Banderas y cintas de cada tribu flameaban en las canchas, acompañando triunfos o derrotas, pero con la convicción de divertirnos juntos.
Un sábado distinto, vibrando con el entusiasmo del juego compartido y haciendo honor a los nombres que representan: wichis y diaguitas, dos grandes fortalezas.