sábado, 31 de octubre de 2009

La aventura de leer

Las novelas policiales proponen a los lectores acercarse a un enigma y desgranar junto al detective diferentes situaciones que se van dando a lo largo del camino de la lectura. Alumnos y alumnas de 6to. EP, después de leer libros de este género, pasaron a escribir cuentos policiales, disfrutando y profundizando su experiencia como lectores y escritores.

Silvana Maseda
Docente de Prácticas del Lenguaje de 5to. y 6to. EP

Comparto un cuento de los muchos que escribieron.


El caso López

Hola, soy Ezequiel, preferiblemente Facha, como me dicen en el barrio. Soy como cualquier chico de 20 años y de ciudad, apasionado por el fútbol. Pero no estoy aquí para contarles mi vida, sino para contarles mi experiencia como detective…
Esa misteriosa semana de vacaciones de verano fue la más extraña de mi vida. Estaba en la casa-quinta de mi tío Leonardo, en la pileta, cuando de repente escuchamos un disparo, seguido de un grito seco y ahogado. No sabíamos que había pasado ni a quien pertenecía ese extraño y penetrante grito. Al oír sirenas policiales y ambulancias pasar nos asustamos más. Quise averiguar. En realidad, como Leo es el detective del pueblo teníamos que ir sí o sí. Cuando llegamos había un gentío alrededor de la casa de los López. Desde chico los conocía y en vacaciones de veranos todos los días jugaba con sus hijos.
Cuando reconocí el cuerpo tirado en el suelo, di un salto hacia atrás del escalofrío que me inundó en mente y cuerpo, que también hice que se cayeran unas cuantas personas que allí estaban. Era Emma, Emma López. La más grande de los cinco hermanos. Tenía treinta años, un esposo llamado Hernán Fiasso y dos hijas, Malena Fiasso López con 5 años y Eva Fiasso López de 3 años. Quedé inmóvil, hundidito en mis pensamientos, en las niñas, su futuro sin una figura materna que las guiara y sostuviera.
Volviendo a la situación. El único testigo del hecho era el hermano menor de la familia López, Juani, de 18 años que ahora se encontraba malherido en el hospital más cercano. Así que un policía le relató una síntesis a mi tío para que entendiera la situación, y yo, discretamente, escuche la conversación. Entendí que era un crimen calificado y el criminal, según vecinos, se dirigía a Forks, un pueblo tranquilo, muy frío y lluvioso. La policía querría contactarse con el comisario en jefe Swan para informarle de la situación y el peligro que corría el pueblo que él se encargaba de proteger. Pero Leo contraordenó la comunicación con Forks. La idea era que la policía de los pueblos más cercanos, ubicados alrededor de Forks se pusieran de acuerdo e hicieran un operativo cerrojo. Mientras mi tío buscaba tener comunicación con esos pueblos, busqué en diarios y encontré algo que me llamó la atención. Titulares diciendo “Asesino suelto”, ”Homicida mata más de quince inocentes personas”, y el que más llamó mi atención fue el de “Homicida engaña a policías y detectives sorprendentemente dando rastros falsos, sigue suelto”. Ese fue el que me hizo entender que el homicida mencionado en los titulares era el que se encontraba aquí y que nunca se había dirigido hacia Forks. Le conté a Leo y de inmediato lo transmitió a sus colegas de turno. Decretaron una orden de prohibir la entrada y salida de personas hasta que se encontrara el asesino.
Tardaron dos semanas en hallar al culpable de la muerte de mi ex compañera de vacaciones de verano, pero lo lograron con organización. El individuo fue condenado a prisión perpetua por múltiples homicidios y crímenes numerosos.
Esta fue mi experiencia como detective, pero bueno, tengo que terminar mi tarea y después sacar a pasear a mi perro Waldorf, un ovejero. Hasta la próxima.

Oriana